viernes, 4 de septiembre de 2009

LIBRO: Alarife de sueños. Pedro Adolfo de Castro y Besosa


Alarife de sueños / Architect of dreams: Pedro Adolfo de Castro y Besosa
Enrique Vivoni Farage. San Juan: Archivo de Arquitectura y Construcción de la Universidad de Puerto Rico, 1999, 224pp.

"Paisajes urbanos"
Reseña de: Carmen Dolores Hernández

El Santurce de los años treinta y cuarenta -especialmente en el sector del Condado- fue el lugar privilegiado por la creciente burguesía de la capital para construir sus residencias.

Durante esas décadas se definió su fisonomía urbana, tan llena de gracia, tan coherente con el momento: por primera vez dominaba en la isla una clase media profesional y relativamente acomodada (gracias en gran parte a las oportunidades educativas provistas por el establecimiento en el 1903 de la Universidad de Puerto Rico) pero que aún vivía a un ritmo criollo, conservando las estructuras sociales básicas desarrolladas a través de más de 400 años de convivencia.

El paisaje urbano del Condado reflejó ese breve -y precario- equilibrio. Grandes residencias con rasgos reminiscentes de lo español bordeaban su arteria principal, la Avenida Las Nereidas (hoy Ashford) mien­tras que por las calles transversales aparecían chalés más modestos -muchos inspirados también en tales formas- punteados por los curiosos "bungalows" que popularizó Nechodoma, cuyas líneas y ángulos más rectos y cuyos grandes aleros contrastaban con los arcos y las claridades de los primeros.

Plácido pero próspero; tradicional y progresista (a sus extremos, tanto cerca del puente Dos Hermanos por un lado como en Terraza del Parque, por el otro, se levantaban los que por entonces eran grandes edificios de apartamientos), se trataba de uno de los barrios más bellos del Santurce de la época.

Responsable de muchas de las residen­cias allí ubicadas, el arquitecto Pedro de Castro captó el espíritu de la época, plasmándolo en ellas y en muchas otras residencias ubicadas en diversos lugares de la capital y de la isla, sobre todo Ponce y Guayama. En este libro extraordinariamente bello se analiza su obra, esclareciéndose su posición central en un proceso urbano de afirmación social y de búsqueda de formas adecuadas para la realidad cultural y económica imperante.

El arquitecto y profesor Enrique Vivoni reanuda así su análisis de la expresión puertorriqueña en arquitectura. El libro es una continuación lógica de lo que empezó en su ensayo “Palimpsesto tropical: vetas de la arquitectura en el Puerto Rico del siglo XX” y siguió en otro sobre Carlos del Valle Zeno qué aparece en "Ilusión de Fran­cia", donde destaca la obra de ese arquitecto tan influido por lo francés. El volumen "Hispanofilia", editado por él, fue el pre­cursor inmediato (y necesario) de este texto.

Hay un vinculo entre todos estos esfuerzos que exploran los caminos recorridos por los arquitectos puertorriqueños tanto para dar respuesta a las condiciones del entorno como para intentar organizarlo. Al ser el arquitecto emblemático del “Spanish revival”, Pedro de Castro ilustra extraordinariamente bien las paradojas inherentes en la adopción de un hispanismo culturalmente reconocible, familiar en las formas (arcos, torreones, patios interiores, volúmenes asimétricos, azulejos) pero que llegaba no
como legado sino por vía de prácticas generalizadas en California y la Florida y que incorporaba una funcionalidad orientada por el creciente dominio de la técnica (el predominio del hormigón, más adecuado a la construcción en masa y más resistente a los embates de ciclones y temblores).

Vivoni nos ofrece aquí la trayectoria de Pedro de Castro, el primer arquitecto puertorriqueño en graduarse de una universidad norteamericana (Syracuse) en esa disciplina. Tras un primer momento en que trabajó en el Departamento del Interior, lo cual le permitió conocer y apreciar las circunstancias físicas y las necesidades que condicionan la construcción en Puerto Rico, y tras una breve práctica en conjunción con Antonin Nechodoma, Pedro de Castro fue -del 1918 al 1936- el arquitecto más cotizado de la isla. Ejerció su profesión de una manera nueva en Puerto Rico: como un gran empresario. Diseñaba, construía, supervisaba y administraba sus obras de principio a fin, siendo también responsable a veces de objetos y muebles ornamentales que se colocaban en las casas. Su práctica se expandió a Santo Domingo, en donde hizo tanto residencias como un magnífico Centro de Recreo en Santiago de los Caballeros. En Puerto Rico son suyas, además de casas de familia como el castillo Serrallés, la casa de los Cabassa y su propia mansión en Villa Caparra -un prodigio de gracia con referencias culturales muy claras al pasado árabe español- las sedes de asociaciones como la Casa de España y el Club Afda (en donde utilizó otro estilo de su repertorio: el Art Deco) y cines como el Rialto y el Royal de San Juan y el Lara en Puerta de Tierra. Para atender a todos sus compromisos profesionales viajaba en un pequeño aeroplano que se convirtió en su “hobby” (y también en su ataúd: murió, precisamente, en un accidente aéreo).

Su legado construido condicionó (y aún condiciona) el panorama visual de muchos puertorriqueños. Al rescatar del desconocimiento -para el gran público- la figura de Pedro de Castro, Vivoni le ha hecho un servicio no sólo a las artes sino también a la historia social puertorriqueña, contribuyendo a que se sigan aclarando los contornos de un pasado que se muestra cada vez más rico en adaptaciones y transacciones culturales.

No es la menor de las virtudes de este libro (puede, de hecho, ser la mayor para quienes lo lean con un interés mayormen­te profesional) el que incorpore, utilizando el acervo del Archivo de Arquitectura y Construcción de la Universidad de Puerto Rico en el que se encuentran depositadas las donaciones de la familia de Castro, la relación de una gran mayoría de los proyectos realizados por De Castro (242 en Puerto Rico, 13 en la República Dominicana y uno en Panamá). Se incluye la referencia al lugar donde está ubicado el inmueble, el estado en el que se encuentra hoy y la descripción del plano existente. Lo que es una gran biografía profesional con visos de historia cultural amplía así su radio para convertirse también en un instrumento de referencia para arquitectos, planificadores y disenadores.

El texto todo se da en versión bilingüe y las numerosas fotos incluidas, además del diseño del libro en sí, le prestan aun otra dimensión: se trata de un objeto que proporciona un gran placer estético.



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